jueves, 30 de marzo de 2017

Los trazos perpetuos de una paloma. Capitulo 1

  Capitulo 1.









Son relatos de mi vida en el arte, realidades, fantasías, amores, dolores, depresiones y alegrías en mi camino a ser artista.



El origen

-capítulo 1-

Muchos me han preguntado sobre el origen de mi interés por el arte, qué si sólo surgió así o cuál fue mi experiencia. Considero que fue paulatino, pasó casi sin darme cuenta pero si he de ser completamente honesta con lo que considero el primer contacto, diría que la envidia. Sí, la más pura y vibrante envidia que una inocente criatura de 6 años puede sentir.


Fue hace tanto pero lo recuerdo con humor. Estaba en la primaria, iba por las mañanas, las bancas del salón eran para dos personas, yo me sentaba con mi mejor amiga de la infancia. Ella era una niña tan carismática, rubia de cabellos rizados, piel de porcelana, inteligente y sumamente creativa. Se nos ocurrió una travesura tonta, intercambiar nuestros libros de español, al llegar a casa haríamos nuestra tarea en el libro de la otra. Sentíamos la adrenalina por el miedo a ser pilladas y castigadas... Niños...



Al día siguiente continuamos con los libros intercambiados. La profesora nos llamó para calificar los ejercicios de la tarea, la cual consistió en un dibujo. Ella pasó primero, recibió tantos halagos "¡Que bello!... ¡Que creativo!... ¡Que colores!... ¡Que talento!... ¡Es hermoso!...", su calificación fue de Excelente.


Pasé yo... Tranquila y segura de mi. La mujer que parecía toda dulzura levantó una ceja y arrugó la boca, tan sólo pronunció "bien" y mi calificación fue de Regular... Sí, regular. Sentí rabia, furia, quería golpearla, gritar y arrojarle el libro a la cara... Le pedí mis cosas de regreso para revisar una y otra vez su trabajo, no me parecía la gran cosa; sentía calor por todo el cuerpo, tenía náuseas, me dolía la mandíbula de tanto apretarla y rechinar las muelas. Estaba más que obsesionada con el tema y tomé una decisión, practicar hasta el cansancio, hasta tener la satisfacción de ser mejor que ella, de recibir esos halagos, de la profesora, de ella, ¡de todos!.






Pasaba días completos haciendo garabatos y comparando los dibujos. Si algo no me gustaba lo rayaba hasta romper la hoja y comenzaba de nuevo.



Aquello que me enfurecía comenzó lentamente a darme paz. Cada hoja coloreada la guardaba como un tesoro. ¡Quería crear magia! Quería darles vida, quería inventar seres, darles nombre y apellido, una ciudad, una historia con paisajes que no existieran en este planeta, crear otros mundos con un origen y un destino. Quería vivir en ellos. Apenas inventaba un personaje y comenzaba a saltar por aquí y por allá, interactuaba con ellos porque para mi sí existían...



Fue entonces cuando comenzaron a elogiar algunos de mis garabatos e incluso pedían que les regalará alguno pero eso ya no podía importarme menos, había encontrado algo tan maravilloso que me llenaba de alegrías, me daba grandes aventuras y amigos que vivían en mi cabeza.



Dondequiera que este esa chica carismática... ¡Gracias!.



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